La artista surcoreana presenta una exposición individual por primera vez en Latinoamérica. Con la Ciudad de México como su primer escenario en la región, Ornamento y abstracción permanecerá abierta en kurimanzutto hasta el 6 de mayo de este año.
Por Mónica Isabel Pérez
“Suelo romper las reglas que yo misma me impongo”, dice la artista Haegue Yang (Seúl; 1971). “Soy una especie de ‘chica buena’ del arte y trato de ponerme ciertas reglas para desarrollar mi trabajo. Y las sigo, pero cuando consigo dominarlas y me vuelvo ‘demasiado buena en ellas’, entonces comienzo a romperlas. Lo hago por que para mí no se trata de ‘ser muy buena en eso’ [que yo misma establecí como parámetro], sino de la tensión que hay en el proceso de dominar la regla. Cuando logro ser experta en estas reglas, la tensión se va y la relación con ella se vuelve cansada. Es entonces cuando sé que debo romper o cambiar».
En las piezas que conforman su exposición, se percibe movimiento y transformación constante. Tanto de los materiales —siempre ordinarios, cotidianos y reconocibles— que se convierten en piezas de lenguaje abstracto, como en las series que, en su tiempo de construcción, también van sufriendo modificaciones, como pasa en “Lighting Gleam in the Lunar Mountains”, cuyos collages —que conviven en la pared en la que son colocados, convirtiendo al espacio mismo en parte de la pieza— comenzaron con imágenes caleidoscópicas hechas con papel milimétrico, sobres para correspondencia bancaria, papel para origami y lijas y, en sus adiciones más recientes, tienen figuras que recuerdan ojos o astros. También se nota esta apertura al cambio y movimiento en la manera en la que adapta sus piezas a los espacios, como hizo con “Sol LeWitt Upside Down”, una instalación hecha con persianas venecianas que se presenta en tamaño, color y posición completamente distinta en el centro de la sala de kurimanzutto a como se le vio, por ejemplo, en el Centre Pompidou el año pasado.


Uno de los objetivos de Yang es reivindicar lo decorativo en el arte, ya que asegura que “la ornamentación y el canon occidental del arte abstracto comparten una misma ideología”. Su práctica, define la galería, “consiste en combinar elementos ordinarios para explorar la complejidad infinita que surge de ese encuentro y desatar una devastadora transformación creativa”. Esa transformación es algo que sucede todo el tiempo en la vida de la pieza, desde su concepción, la elección del material, su mutación en obra de arte, hasta que es contemplada por el espectador que agrega su narrativa personal a la historia que ya de por sí cuenta la pieza a partir del origen de sus materiales, de la estética y del momento de la historia del arte al que Yang quiso hacer referencia —frecuentemente al minimalismo— .
Además de lo visual, casi táctil —las piezas no se pueden tocar, pero vaya que invitan a ser tocadas— que crea Yang en la exposición, adicionará aromas que, por medio de difusores, complementen la experiencia sensorial. Sobre esta exploración del lenguaje de la abstracción a través del poder objetivo de los materiales, donde retoma su lectura crítica del ensayo Ornament and Crime del arquitecto modernista Adolf Loos, Yang comenta que su actitud general está basada en el respeto a la realidad: “como artista soy una observadora y no lo experimento todo por mí misma, no sólo se trata de mi propia experiencia, sino que se vuelve una clase de experiencia vivida a través de la investigación, a través de un interés profundo, así que creo mundos cuyo lenguaje que mantiene cierta distancia con la realidad”.

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Ornamento y abstracción se exhibe hasta el 6 de mayo en kurimanzutto.
Gob. Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec.
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