Que uno nunca olvida es una de las premisas de Unperson, proyecto creado por las fotógrafas mexicanas Susana Moyaho y Andrea Tejeda que documenta y archiva imágenes intervenidas por personas que desean olvidar a otras.

Por Mónica Isabel Pérez | Fotos: Cortesía Unperson Project
Decía el escritor argentino Jorge Luis Borges que el olvido es la única venganza y el único perdón. Y quizá “vaporizar” a alguien —al menos como un acto simbólico en una fotografía—, ayude a que el camino a esos dos puntos sea más corto.
Como sea, al menos intentarlo ya resulta un proceso interesante y eso, la materialización del deseo de olvidar, es algo que las fotógrafas Susana Moyaho* y Andrea Tejeda** decidieron analizar y también documentar.
Susana y Andrea se conocieron trabajando en un mismo grupo editorial. Susana trabajaba en una revista de viajes, mientras Andrea era editora de foto de una revista de ciudad. Luego ambas tomaron rumbos distintos pero se mantuvieron en contacto por medio de sus redes sociales, donde se compartían proyectos fotográficos que les gustaban.
Uno de esos proyectos fue Too Hard to Keep, donde el artista estadounidense Jason Lazarus reúne fotos que a la gente le duele tener. Es una colección conmovedora en la que se pueden ver fotografías de niños, mascotas y parejas. En ese conjunto había una fotografía con una persona recortada (vaporizada) que llamó la atención de Susana y Andrea. “Sentíamos que —de todas— esa era la única fotografía que realmente no podías olvidar, el vacío hace eso”, explica Andrea. Fue así que ambas decidieron hacer un proyecto similar al de Lazarus, pero con imágenes proveídas por gente que desea olvidar. Ya que Susana vive en Puebla y Andrea en la Ciudad de México, la gestación de Unperson Project comenzó por mails, whatsapps y llamadas. Finalmente, en una reunión en Puebla, pulieron el proyecto que lanzaron el 14 de febrero pasado y que continúa vivo, esperando que el archivo crezca lo más posible y que se convierta en una exhibición.
Entrevistamos a Andrea y a Susana para conocer más de Unperson Project y esto fue lo que nos dijeron:
La tendencia es recordar. Las redes sociales nos recuerdan todo el tiempo lo que hacíamos hace uno o dos o seis años. A veces esos recuerdos duelen. Aún así los usuarios los comparten y los comentan. Contraria a esa tendencia, ustedes nos “recuerdan” que hay cosas que queremos olvidar y proponen cómo hacerlo. ¿Cómo surgió esta idea?
En realidad una de las tesis principales de este proyecto es que uno nunca olvida. Ver a una persona recortada de una fotografía hace que la persona ya no esté en imagen pero esa forma es ocupada por un vacío. Es eso, justo el vacío, las quemaduras, las rayaduras, todas las cicatrices que se hacen sobre la emulsión las que materializan el deseo de olvidar. Al convertir el deseo de olvidar en un acto físico se enfatiza al olvido y, al hacer eso, la persona que uno desea olvidar se hace mucho más presente en forma de olvido. Por otro lado, lo que Susana y yo estamos haciendo es un archivo del olvido. ¿Qué hace un archivo sino resguardar, albergar, conservar? El acto de conservar el olvido es dar fe del mismo y al hacer esto se constata su existencia.
La vaporización en 1984 es algo impuesto. La gente no necesariamente desea olvidar a alguien, sino que tiene que hacerlo. ¿Es así como lo están concibiendo? ¿como un olvido forzado? ¿o por qué la vaporización?
Tanto vaporización como unpeson son términos que tomamos de Orwell porque describen el acto de borrarle el rastro a alguien, convertirlos en nada, en non person, unperson. Para este proyecto, vaporizar es un acto voluntario seguido por un deseo propio de olvido. En este sentido no estamos tratando de forzar a la gente a que olvide, estamos recibiendo sus deseos de olvidar materializados en fotografías vaporizadas.
¿Qué pasa cuando borramos a alguien de nuestras fotos? ¿Han recibido mensajes de los “vaporizadores” donde les compartan qué efecto tuvo en ellos realizar este proceso?
Es curioso porque algo que nos llama mucho la atención del acto de vaporizar a alguien de una imagen es todo el poder que se le inviste a la fotografía como objeto. Una foto es un papel con emulsión, son superficies que significan, nos significan una dimensión física (el papel con sus bordes) y una dimensión abstracta en la cual el espacio y el tiempo están contenidos y es la convergencia de estas dimensiones las que nos permiten dotar a la imagen de significado, en este caso, emocional. Entonces vaporizar a alguien de una imagen es enfatizar un deseo de olvido dirigido hacia la persona (su imagen) y al mismo tiempo es un decirle silenciosamente «ya no te quiero ver». La fotografía se vuelve depositario del deseo y del acto hacia el olvido.
Varias personas nos han dicho que este proceso ha sido «terapéutico». Un chavo nos dijo que tenía una caja con fotos de la exnovia, que jamás la abría, llevaba años ahí metida en su closet y que no se deshacía de las imágenes porque no sabía si estaba listo para desprenderse de ellas sin embargo, el Unperson Project le dio un incentivo para deshacerse de esos recuerdos. Además nosotras no regresamos las fotografías, quien decide mandarnos sus vaporizaciones se despide, también, del objeto–fotografía, entonces participar en este proyecto sí es un acto rotundo de desprendimiento.

Las imágenes que han obtenido son bellas, pero perturbadoras. ¿Cómo reaccionan ustedes ante los trabajos que reciben? ¿cuáles han sido las imágenes que más las han impactado?
Lo que nos encanta de este proyecto es que la gente le está dando vuelo a la hilacha con sus vaporizaciones. Nos han llegado algunas muy creativas, tipo collage, dónde llenan los «vacíos» con papeles decorativos, o pintan al rededor de sus vaporizaciones. Otras fotos son fuertes por la imagen en sí. Nos llegó una en la que aparece una señora con un bebé en brazos, la cara de la señora fue vaporizada. Suponemos que es la mamá. Esa imagen fue brutal. También una en la que un niño de como 8 años fue vaporizado, hay otras en las que familias enteras han sido vaporizadas. Hay una pieza muy simpática que consta de dos fotos, en ambas sale el mismo cuate pero se tomaron con como 10 años de diferencia. A ambas se les arrancó la otra mitad, entonces la foto es un chavo junto a ese mismo chavo.
Hasta cuándo se puede participar en el proyecto y cuál es el futuro que imaginan para él? ¿El archivo de Unperson será conservado o será, a su vez, vaporizado en algún momento?
Rentamos un PO Box hasta finales de mayo que, según la cantidad de gente que participe, estamos viendo si lo rentamos unos meses más. La verdad es que la banda es re floja para ir al correo, casi todas las fotos nos las han entregado en mano, muy poca gente la ha enviado como se debe. Dependiendo de cuantas vaporizaciones recibamos en las siguientes semanas, veremos si vale la pena seguir rentando el espacio. En caso de que no, se los notificaremos. De cualquier manera les dejamos aquí el link para descargar las bases en dónde viene la dirección de envío: https://workupload.com/archive/v434hT3. Tienen que mandar su foto con la carta legal firmada y una copia de su identificación. De lo contrario, no podemos recibir el material.
El archivo permanecerá como archivo durante un par de meses más. Queremos reunir suficiente material para poder darle otra salida. Estamos pensando en una exposición y un libro, pero tenemos que conseguir apoyo y, hasta no tenerlo, no podemos adelantarnos. Mientras tanto estamos subiendo todas las fotos en nuestro Instagram: @unpersonproject_, Tumblr: https://unpersonproject.tumblr.com/ y Twitter: @unperson_ y sí, sí pensamos vaporizar en archivo completo en su debido tiempo pero ese sería el último escalón de lo que queremos que sea este proyecto.
¿Qué es lo que ustedes quieren olvidar mientras desarrollan este proyecto?
Andrea: A mí me gustaría olvidar a un par de personas horribles. Las quería meter al proyecto pero, literal, me deshice de absolutamente todas sus fotografías y ya no tengo imágenes de ellos. Lo más bonito de todo es que, si bien no los he olvidado, cada vez recuerdo menos sus caras.
Susana: Olvidar las estupideces que hago al tratar de olvidar a alguien, estoy cansada.

* Susana Moyaho Lozano (Puebla, 1983) es licenciada en comunicación por parte de la Universidad De Las Américas Puebla y maestra en fotografía de moda y publicidad por la Escuela TAI de Madrid, España. Su trabajo fotográfico ha sido publicado en revistas como Aire, Accént, Travel & Leisure México, Rolling Stone México, Eclipsed Alemania, Classic Rock Alemania, The Aquarian Daily NY y Chilango. Ha tenido exposiciones fotográficas de autorretrato en Nueva York y Portland y colaboraciones cinematográficas en documentales y cortometrajes. Actualmente es fotógrafa freelance y profesora en la Universidad Iberoamericana de Puebla.
** Andrea Tejeda Korkowski (Ciudad de México, 1983) es licenciada en comunicación por parte de la Universidad Iberoamericana. Sus estudios fotográficos incluyen cursos y diplomados en México y Nueva York. Fue seleccionada para la semana Descubrimientos de Photo España con su serie Piel después (Madrid, 2016). Su trabajo fotográfico ha sido publicado en revistas nacionales como Tierra Adentro, Este País, Chilango, Vice, Aire, Accént, Life & Style y Travel + Leisure entre otras así como en las portadas de los libros Con tu corazón y otros cuentos de Adriana Díaz Enciso (2016, CONACULTA) Son necios, los fantasmas de Paulette Jonguitud (2016, CONACULTA), Backgammon de Carlos del Castillo (2016, CONACULTA), Sex & Nothing: bridges from psychoanalysis to philosophy editado por Alejandro Cerda Rueda (2016, Karnac Books) y El atril del melómano de Luis Ignacio Helguera (2015, CONACULTA). Actualmente es profesora de cátedra en el Tecnológico de Monterey y es fotógrafa freelance.
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