Por Hugo García Michel / Foto: Netflix
“Me gustan las trilogías.
Por eso me emociona la Tercera Guerra Mundial”.
Judah Frienlander
A pesar de su aparente simplicidad (un comediante provisto de un micrófono en un foro desnudo), la stand up comedy es una de las artes escénicas más difíciles de realizar. Me refiero, claro, a realizarla bien. Con inteligencia, ingenio, agudeza, humildad y un sentido del humor ácido y negro.
Hoy, todos quieren ser “estandoperos”. Incluso en México. Pero no cualquiera posee los dones para serlo como se debe. Por eso hay tantos que tratan de practicarlo y fracasan en forma estruendosa. Incluso en México. Sobre todo en México.
Este arte que tuvo como pioneros a comediantes del tamaño de Groucho Marx, Woody Allen, Lenny Bruce, Andy Kaufman y Jerry Seinfeld, hoy está en boga y existe una sobrepoblación de sus practicantes.
Uno puede asomarse a Netflix o a Comedy Central y ver a una enorme cantidad de cómicos “parados” (traducción literal de stand up), quienes presentan los más variados estilos.
Los hay estridentes y sobreactuados. Los hay contenidos y de bajo perfil. Los hay lerdos y artificiosos. Los hay certeros y afilados. Lógicamente, los hay muy buenos y los hay muy malos. Entre los comediantes actuales de stand up, yo destacaría cinco nombres: Lewis Black, Marc Maron, Wanda Sykes, Aziz Ansari y Judah Friedlander.
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Me centraré en Judah Friedlander, ya que Netflix acaba de estrenar America Is the Greatest Country in the United States, una especie de documental en blanco y negro, con una sorprendente economía de recursos y un contenido tremenda y saludablemente crítico y corrosivo.
Estelarizado, escrito, producido y dirigido por el propio Friedlander (quien se hiciera conocido como Frank Rossitano, uno de los personajes de la serie de televisión 30 Rock de 2006-2013), este especial de stand up comedy presenta una de las críticas más severas, astutas y jocosas al american way of life, al nacionalismo estadounidense (de ahí el irónico título), a los políticos (y a los ciudadanos) de aquel país y a asuntos como el racismo, las drogas, las armas, el sexo (y el sexismo), la educación y las piñatas.
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Judah Friedlander posee una rapidez mental asombrosa cuando dialoga con el público presente en un pequeño local de Nueva York y responde a las cuestiones que este le va planteando de manera improvisada y sin guión previo. Su ingenio apela a la inteligencia del espectador, a quien convierte en su cómplice, ya sea que esté de acuerdo o no con lo que dice.
Alejado de cualquier corrección política, el comediante no deja títere con cabeza. Sí, hay fuertes y muy divertidas críticas a Donald Trump, pero también a quienes lo entronizaron en la Casa Blanca y a quienes votaron en contra.
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Hay un fuerte sarcasmo hacia el establishment político de los Estados Unidos, pero también contra los ciudadanos que desde una cómoda y segura posición tranquilizan su conciencia al enviar un par de tuits “cuestionadores» al día.
Hay decenas de frases memorables a lo largo de la hora con 24 minutos que dura America Is the Greatest Country in the United States. Véanla. Les garantizo que los hará reír y los hará pensar.
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