¿Las mujeres y los hombres escriben a sus personajes del mismo modo?
¿Hay una distinción entre el arte hecho por mujeres y aquel hecho por hombres? ¿Hay diferencias tangibles, en la narrativa, prosa, técnica, uso de palabras o estructura de una oración? Estas son algunas de las preguntas que se hace Ben Blatt en su interesante libro.
Por Fabiola Meza Foto: rawpixel/Unsplash
En su libro Navokob’s Favorite Word is Mauve, Ben Blatt encontró las pequeñas diferencias entre el proceso de escritura femenina versus la masculina, comparando desde obras clásicas hasta los best sellers más recientes. Sus hallazgos hablan sorprendentemente sobre la manera en que consumimos productos literarios.
Por ejemplo, después de comparar 200 novelas relevantes, descubrió que autores mujeres escriben igualmente de personajes masculinos como femeninos. Mientras que autores hombres escriben mayormente sobre hombres.
No sólo eso, sino que por cada uso de la palabra “ella” en libros escritos por hombres, Blatt encontró tres usos de la palabra “él”. En libros escritos por mujeres, la tasa era de un uso por un uso.
“La investigación de Ben Blatt sobre dicción y género es especialmente reveladora”. –The New Yorker
Datos como estos nos dejan preguntándonos por qué hay esa falta de visión femenina en los hombres y, sin embargo, podemos encontrar una equidad en las mujeres. ¿Es acaso que sólo las mujeres pueden hacer productos verdaderamente dirigidos a un público femenino? ¿O que el crecer con productos relacionados a los hombres ha dado a la mujer una mayor oportunidad para crear personajes del sexo opuesto creíbles y entrañables?
Mujeres en las artes: más allá del libro de Ben Blatt
En los últimos años, hemos encontrado un aumento de productos de mujeres para mujeres. Películas como Lady Bird o series como Girls o Broad City, que además de un cast, tienen una mesa de escritores, directores y productores femeninos, demuestran que su diversidad y el trato de temas no habla simplemente a un nicho, sino que tienen el potencial de llevarse exitosamente a un público masivo y de convertirse en un referente cultural.
A pesar de esto, los números de mujeres que tienen la oportunidad de realizar sus proyectos, o de ser reconocidas, sigue siendo desproporcionado. Los viejos clichés del chick flick y el romance siguen pareciendo vigentes, aunque se luche por demostrar lo contrario. Seguimos valorando más a Los Soprano que a Sex and the City. Castigamos a los productos por su feminidad y los relegamos a temas suaves y sensibles, sin trascendencia. No hay más valor en una guerra que en una tarde entre amigas, ni uno debería de ser exclusivo de un género.
Esto no quiere decir que un hombre sea incapaz de presentar un personaje femenino realista. Cineastas como Pedro Almodóvar o Guillermo Del Toro han creado personajes femeninos empoderados. Personajes completos con los que logras un vínculo. No se trata de escribir o crear las cosas que ya conoces (como muchas clases de escritura creativa afirman), sino de experimentar con nuevos horizontes y maneras de ver el mundo.
“Los autores terminan escribiendo de manera tanto única como constante. Tal y como una huella dactilar es diferente y no cambia”. –Ben Blatt
Sin embargo, la producción cinematográfica y literaria se están quedando atrás de los tiempos. Cada vez hay más cuestionamientos y exigencias para poder tener películas, series, libros y música que sean representativas. Que consideren los temas que están cambiando la agenda mundial y las barreras entre hombres y mujeres. Necesitamos tanto la irreverencia como la delicadeza, y ninguno de estos debería estar atado a un género.
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