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El voto femenino: un logro histórico que no debemos dar por sentado

El voto femenino se consiguió gracias a miles de mujeres aguerridas que no descansaron hasta obtenerlo.

.Las elecciones más importantes de la historia de México se acercan y millones vamos a ejercer nuestro derecho al voto.

Nunca como hoy ha habido tantos aspirantes a tantos puestos de elección popular y el voto de las mujeres será esencial para los resultados finales.

Por Alejandra Tovar

Los mexicanos elegiremos no sólo a un nuevo presidente de la república, sino también a varios gobernadores y cientos de alcaldes. Así como a nuestros representantes en los congresos a nivel nacional y estatal.

El voto de la mujer está respaldado por una historia tan larga como conmovedora. No sólo en nuestro país sino en la mayor parte del mundo.

Apenas la semana pasada, miles de mujeres salieron a las calles de las ciudades británicas. Esto para conmemorar 100 años del voto femenino en el Reino Unido.

Antes de que el voto les fuera concedido por el Parlamento en 1918, más de 1,000 mujeres fueron arrestadas durante su lucha por su derecho al sufragio. Es por esto que, en el marco de la conmemoración del centenario, algunas organizaciones y familiares de las sufragistas pidieron al Ministro del Interior que les conceda el perdón a estas mujeres, pues la lucha por sus derechos no debió haberlas convertido en criminales.

El voto femenino en México

En México, la lucha por el sufragio femenino tuvo sus primeras manifestaciones en años tan lejanos como 1884 y 1887. Por vez primera fue demandado por la revista Violetas del Anahuac. Es una publicación femenina fundada y dirigida por Laureana Wright González y en la que sólo escribían mujeres.

Más tarde, en 1916, se llevó a cabo en Yucatán el primer Congreso Feminista. Fue impulsado por el gobernador Salvador Alvarado y por varias organizaciones de mujeres de ese estado. Uno de los primeros acuerdos fue demandar que se otorgara el voto ciudadano a la mujer.

Sin embargo, cuando un año después se promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, si bien en esta no se negaba la ciudadanía a las mujeres, tampoco se le otorgó en forma expresa el derecho a votar en las elecciones.

¿Por qué sucedió esto?

En un artículo publicado en la revista Nexos, la escritora Ángeles Mastretta recuerda a una de las pioneras de los derechos ciudadanos de las mujeres, la duranguense Hermila Galindo Acosta.

En el texto se menciona una carta que Galindo envió al Congreso Constituyente de 1917. La carta demanda que “la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades. Porque si ella tiene obligaciones con el grupo social, razonable es que no carezca de derechos”.

Sin embargo, la petición le fue denegada con argumentos machistas típicos de aquellas épocas. Vale la pena reproducir aquella respuesta, solo para conocer la injusticia de la misma:

“El hecho de que algunas mujeres excepcionalmente tengan las condiciones necesarias para ejercer satisfactoriamente los derechos políticos no funda la conclusión de que éstos deben concederse a las mujeres como clase […] la actividad de la mujer no ha salido del círculo del hogar doméstico, ni sus intereses se han desvinculado de los de los miembros masculinos de la familia. No ha llegado entre nosotros a romperse la unidad de la familia. Como llega a suceder con el avance de la civilización. Las mujeres no sienten pues, la necesidad de participar en los asuntos públicos, como lo demuestra la falta de todo movimiento colectivo en ese sentido”.

Por fin, el voto para las mujeres

Así pues, tuvieron que pasar 36 largos años para que al fin, luego de una reunión de 20 mil mujeres en el Parque 18 de marzo de la Ciudad de México, el presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgara, el 17 de octubre de 1953, las reformas constitucionales que permitieron el voto femenino en el ámbito federal.

Resulta importante que las mujeres de hoy que van a ejercer el voto por primera vez en su vida, conozcan estas historias y hagan honor a las pioneras mexicanas del sufragio femenino. ¿Cómo? Ejerciendo ese derecho. Y acudiendo a las urnas el próximo 1 de julio, para votar por los candidatos con quienes más se identifiquen.

Para decirlo con palabras de la propia Ángeles Mastretta: “Cuando oigo que a muchas no les interesa votar, siento pena. Lo cierto es que se nos olvida recordar. Y contarles a quienes no lo saben lo que fue el empeño de toda una vida. De no muchas, pero sí tenaces y aguerridas mujeres”.

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