Las personas en situación de calle en la Ciudad de México pertenecen a un sector extremadamente vulnerable: la violencia y el maltrato dentro del ámbito familiar no les resulta ajeno; la exclusión social, la discriminación y la negación de servicios de salud es algo a lo que se enfrentan diariamente.
Por María José Cortés
Quienes caminamos por las calles sin apenas mirarlos contribuimos a la normalización del problema: que se encarguen las autoridades, que regresen a sus casas, que se los lleve la patrulla porque ahuyentan a los clientes… ¿Desde cuándo contemplar a un ser humano en la ruina más lamentable debería ser algo que no nos incumbe? María Portilla, directora de Mi Valedor, se cansó de buscar culpables y concibió una solución en forma de revista: la primera publicación callejera en México.
Mi valedor pertenece a la Red Internacional de Periódicos y Revistas Callejeras (International Network of Street Papers) y funciona bajo un esquema de empresa social: periódicamente invitan a personas en situación de calle a distribuir la revista con el objetivo de que se conviertan en empresarios independientes. Después de contactarlos, les ofrecen cursos de capacitación de ventas y ahorro, en los que explican el modelo de los periódicos callejeros y las reglas y beneficios de ser parte del proyecto. De manera paralela, organizan talleres artísticos, visitas a museos y jornadas de salud.
Desde su lanzamiento en abril de 2015, Mi valedor ha capacitado a 89 personas, 30 de ellos están en la fase de estabilización laboral y 16 venden la revista de manera regular en la calle. Su red comercial se ubica en las colonias de la delegación Cuauhtémoc, que junto a la Venustiano Carranza, concentra al 65% de la población callejera de la Ciudad de México, según el Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS).
La publicación es bimestral, monotemática y retrata la vida cotidiana de la ciudad. En cada edición, los valedores participan en la redacción de textos y elaboración de ilustraciones, por lo que sus páginas se convierten en un espacio para expresar sus ideas. Mivaledor.com
Camaxtli: el valedor del Centro Histórico
Mi llegada al albergue en la Ciudad de México fue algo imprevisto. Estuve viviendo en Cuernavaca, cuidando a mi mamá y trabajando. Mis hermanos siempre me ayudaban, pero ya no quería depender demasiado de la familia. Me dedicaba a ellos y no vivía mi vida. Entonces, hace cuatro años, vinimos con mi mamá y una hermana a celebrar las fiestas. Mi mamá se regresó y, por azares del destino, yo no pude regresar. Ahora sí estoy viviendo la vida, como sea, pero estoy viviendo. Dentro del albergue he aprendido a valorarme y a impulsarme como ser humano.
A través de la revista Mi Valedor, he aprendido a convivir con muchas personas. No es tan fácil, porque yo soy muy tímido. Pero se me va quitando, tengo la suerte de ir rompiendo mis récords de venta. Una vez recuerdo haber vendido 15 revistas en media hora.
En los talleres he podido reforzar mis conocimientos, como el tejido: yo pensé que el tejido era sólo con ganchos, pero no, ¡a tejer con los dedos! Ahorrar me ha ayudado. Yo había vendido antes, me iba bien, pero ese dinero se iba en las fiestas. Nunca pensé en ahorrar, nunca pensamos en el futuro. Hay que tener disciplina como los japoneses.
En el futuro quiero estar estable emocionalmente y también del riñón y del corazón, porque he tenido complicaciones. Quisiera tener una casa, y un auto, y mi propio negocio para poder compartir con mis compañeros. Ojalá que fuera muy pronto, pero va a tardar. Mi Valedor me encamina hacia eso, porque me enseña a valorarme más a mí mismo, y también a la gente. Yo antes era de los que no valoraba a las personas de la calle. He aprendido mucho de los compañeros porque antes yo vivía en una sociedad demasiado estable. Ellos sí han vivido eso de la situación de calle, del frío, y de la gente que llega a golpearlos o hasta matarlos. Comprar la revista es una ayuda para todos: es una ayuda mutua, y no es cualquier revista.
Camaxtli vende Mi Valedor enfrente del Franz Mayer, y a veces sobre Reforma.
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